Las Preguntas de Julio

30 jul 2024

A menudo, nos venden la idea de que el deseo sexual está siempre presente en las relaciones. Pero como todo lo demás en la vida, el deseo sexual fluctúa. 

Este mes he tenido conversaciones bastante reveladoras con algunas mujeres sobre la pérdida del erotismo, los ciclos sexuales masculinos, y la incomodidad al no querer sexo frecuentemente.

Empecemos con algo muy importante: El erotismo espontáneo en la relación. 

¿Qué hacemos cuando sentimos que la chispa se ha apagado? Una de ustedes compartió que, aunque su pareja dice que todavía le atrae, su vida sexual ha disminuido casi hasta desaparecer. 

Se siente desconectada de él, y de su cuerpo, y echa de menos esos momentos de espontaneidad que solían tener.

Primero, es crucial entender que la rutina y las obligaciones pueden afectar la frecuencia y calidad de nuestra vida sexual. El estrés del trabajo, las responsabilidades familiares y la vida cotidiana pueden hacer que el deseo sexual pase a segundo plano. Sin embargo, eso no significa que la atracción haya desaparecido. 

La comunicación abierta y honesta es clave aquí. Hablar sobre sus deseos y preocupaciones puede ayudar a reconectar y redescubrir la intimidad que parece perdida.

Otro buen hack es la espontaneidad planificada. Aunque suena contradictorio, planear momentos de intimidad puede ayudar a romper la rutina. Fija una noche de cita y trata de sorprender a tu pareja; incluso introduciendo algo nuevo en el dormitorio puede ser emocionante. Habla con tu pareja sobre sus fantasías y considera explorar algunas juntas.

Ahora, hablemos de algo que muchas veces se pasa por alto: Los hombres también tienen ciclos sexuales. 

Otra de ustedes platicó que su novio tiene momentos en los que parece no estar interesado en tener relaciones sexuales, y se preguntaba si los hombres también podrían tener algún ciclo biológico que afecte sus hormonas sexuales. 

La respuesta es sí. 

Aunque no tan evidentes como los ciclos menstruales en mujeres, los hombres también experimentan variaciones hormonales que pueden influir en su deseo sexual. Factores como el nivel de testosterona, el estrés y el cansancio pueden jugar un papel crucial.

No se trata solo de falta de deseo; pueden estar lidiando con ansiedad, problemas laborales o simplemente con un mal día. 

Es importante no tomar estas fluctuaciones como algo personal. La comunicación y la empatía aquí también son esenciales. Entender que ambos tienen picos y valles en su deseo sexual puede aliviar la presión y ayudar a encontrar un equilibrio.

Finalmente, abordemos la incomodidad de no querer tener sexo y cómo afecta a la pareja. 

Una de ustedes compartió que, aunque ama a su pareja, hay momentos en los que simplemente no tiene ganas de tener relaciones sexuales. Su pareja, por otro lado, se lo toma como algo personal o como si fuera un rechazo contra él.

Quiero ser muy clara aquí: no tener ganas de sexo no significa que algo esté mal con la relación o con tu pareja. Es normal tener cambios en el deseo y, en muchas ocasiones, simplemente no estamos en el mood. 

Es vital comunicar esto de manera que tu pareja no lo vea como una crítica hacia él o ella, sino como una necesidad de espacio personal o una respuesta a tu propio estado físico o emocional. Pero, ¿cómo abordarlo sin herir susceptibilidades?

  1. Transparencia con empatía: Explicar que tus momentos de bajo libido no son un rechazo hacia él. Recuerda que es un tema de fluctuaciones y no de falta de amor o atracción.

  2. Búsqueda conjunta de soluciones: Proponle hablar sobre cómo ambos pueden mejorar su vida sexual sin presiones. Pueden buscar ayuda profesional si el tema es un obstáculo significativo.

  3. Desmitificar la frecuencia: Rompe con la idea de que una relación sana requiere sexo constante y diario. La calidad es mucho más importante que la cantidad.

El deseo sexual no es una constante. Como cualquier otro aspecto de la relación necesita comunicación, comprensión y, sobre todo, flexibilidad. Hablar abiertamente con tu pareja sobre tus sentimientos, deseos y preocupaciones puede hacer maravillas. 

Aceptar que ambos tienen ciclos y momentos distintos puede ayudar a aliviar la presión y evitar malentendidos.

Así que, la próxima vez que sientas que la chispa se ha apagado, que te preguntas sobre los ciclos de deseo, o que simplemente no tienes ganas, recuerda: 

Esto es completamente normal. 

La clave está en la comunicación sincera y en la empatía mutua. Así es cómo podemos mantener una relación sana, feliz y, sobre todo, real.